martes, 11 de enero de 2011

De fumar y otros vicios

Debe ser el único sitio donde todavía hay una señal que indica que fumar es posible, después de esta extraña ley antitabaco a la española. Y si quieres saber dónde está éste lugar tendrás que caminar mucho y encontrar el punto exacto y único en el que se ven los montes de las tres provincias vascas. Para los que no saben euskera -yo tampoco-, mila esker significa mil gracias. Es toda una casualidad del destino. 

De fumar en cines, hospitales, programas de tv, conferencias y aviones hemos pasado a tener que medir el perímetro de un parque infantil para no echar el humo a los columpios. O ver cómo el estado gana dinero con la producción y venta de tabaco, que luego prohíbe que se fume, y cuyos tratamientos sanitarios se financian con dinero público, que también sirve para pagar mensajes publicitarios de la muerte en las cajetillas de tabaco. Puro humo, nunca mejor dicho. 

Dejé de fumar hace 6 años. Era 30 de diciembre. A las 19,20 daba mi última bocanada. Abandoné el vicio cuando se prohibió fumar en el lugar de trabajo y he tenido que buscarme otro. No me refiero al trabajo, que también, sino al vicio. 

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